Desde el principio me pareció una idea bastante divertida. Lo malo era que mis conocimientos sobre artistas y obras de arte eran bastante limitados ya que de Goya, Leonardo Da Vinci, Picasso, Warhol... y unos pocos más no me sacabas, por lo tanto si quería hacer algo que no fuera lo típico, tendría que currármelo bastante.
Empecé buscando información sobre los artistas que ya conocía y a mirar obras que no fueran las de siempre. Después empecé a ojear autores escuchados alguna vez y por ultimo los que ni siquiera sabía de su existencia. Pero nada me convencía.
Era ya domingo y todavía no tenia nada, y la preocupación empezó a invadirme. Ese día daba la casualidad que comíamos en familia y tras terminar de comer, un simple comentario de alguno de los allí reunidos me hizo ver con claridad que le estaba dando muchas vueltas a algo que sin darme cuenta lo tenía. Rápidamente conté a los que estábamos allí y justo éramos 14 personas. Fui a mi casa, cogí el ordenador busqué la foto y la expuse ante mi familia. Lo mejor de todo fue que tras explicarle para que era, ellos tenían más ilusión que yo en hacer la foto. Todos pusieron de su parte y se metieron cada uno en su papel. En tan solo diez minutos ya tenía lo que durante dos días había estado pensando y no encontraba solución: La Santa Cena de Leonardo Da Vinci.
Esta experiencia me dejó marcada, porque quién me iba a decir a mi que del arte de Da Vinci saldría el arte de la risa y la sonrisa, porque aunque estemos ahi bien puestecicos... lo que más hacíamos era reir, reir y reir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario